Siempre
hay etapas que son marcadas por un suceso importante, son momentos en los que
creemos morir de dolor o de felicidad, dependiendo de si es una experiencia
negativa o positiva. Personalmente, en mi vida son más los sucesos tristes los
que me marcan un nuevo comenzar. Tantas veces creí morir de angustia, llegué al
fondo, al subsuelo de mis tristezas y creí que no había retorno desde el negro
hacia el color.
Aprendí
que todo pasa, lo bueno, lo malo y lo regular. Que todo vuelve, no importa cuando,
pero es una fija -todo pasa-todo vuelve-
Aprendí a
no ser tan inocente, en el sentido de que mi inocencia consiste en pensar que
nadie puede hacerle al otro cosas negativas, porque yo nunca lo haría. Error,
puede pasar. Pero no abandono mi inocencia, sino que de una descarada
inocencia, paso a tener una inocencia con margen de error.
Aprendí
que personas que te dicen que siempre van a estar en tu vida, se esfuman,
desaparecen y no por desaparición física (o sea porque hayan muerto) sino
porque deciden hacerlo. Consejo desde el corazón: Nunca le digan a alguien voy
a estar para siempre con vos en tu vida si no es verdad. Y no hablo de que
vayan a estar siempre juntos en algún sentido como por ejemplo de pareja. Sino
que ese lazo puede cortarse, pero si la promesa del voy a estar siempre,
permanecer. Es mejor no decir una mentira, siempre con la verdad. Puede que esa
verdad duela, pero créanme, va a doler menos que si mienten. Ya que en el
momento en que esa persona lo necesite y se sienta decepcionada porque no
encuentra a quién le dijo “voy a estar”, ese sí es un dolor más fuerte, más
profundo.
Aprendí
que las promesas se rompen, que la mayoría de los te amo se dicen por decir.
Siempre es mejor decir la verdad. Así siempre me manejé, y sepan que por ir con
la verdad a veces perdí, pero nunca mentí o engañé, no herí. Por eso a pesar de
muchas veces estar demasiado triste, tengo el corazón puro, roto, remendado,
vuelto a romper, pero auténtico.
Aprendí
que personas por las que no hubiera dado dos pesos, en sentido de que parecían
superficiales, estuvieron en mis peores momentos, para darme una mano. Y que
personas por las que resigné cosas, me resignaron a mí, olvidándome al
instante. Y cuando necesité ayuda, nada. Pero eso lo tengo claro desde muy
chica, yo sola basto para impulsar mi canoa. Si bien, agradezco en apoyo de
personas que me dieron un hombro donde llorar, aprendí desde pequeña a salir
sola de mis etapas oscuras.
Aprendí
mucho. Siempre de los momentos tristes aprendo. Y aún me queda muchísimo por aprender.
Sin embargo, el aprender no implica que yo cambie. Porque continúo con el
corazón puro, con la inocencia. Y se que aún me quedan muchas veces en las que
me voy a romper la cabeza contra la pared. Pero para algo me sirve este
aprender…Cada vez me convenzo más de que con la verdad puede que no consiga
todo lo que quiero y lo que amo, pero no puedo renunciar a mi esencia, voy a
seguir siendo igual.
Aprendí
que muchos se mueven en un círculo de mentiras y engaños que no son necesarios
y consiguen sus objetivos. Aprendí a sobrevivir a ellos, porque están en esta
vida, aunque no sean parte de mis afectos, y aunque alguna vez los haya sentido
parte de mi ser. Aprendí a convivir con ellos, pero sobre todo aprendí, que
nunca nunca nunca, seré como ellos.
Domingo
06/11/11 18:31 hs Celeste Violeta